Camino de Santiago: Ruta de San Salvador 5ª Etapa Mieres – Oviedo – Diario D

La última etapa del Camino de San Salvador, desde Mieres del Camín hacia Oviedo, no nos defraudó. Es un tramo entretenido y muy variado que cuenta con subidas, bajadas, caminos por carretera, por bonitos senderos de montaña donde nos encontramos a monumentos, fuentes y mucha belleza natural. Hemos recorrido 20 kilómetros y pasamos por más de quince pueblos y aldeas. Y encima nos acompañó un día inmejorable, soleado, con buena temperatura, cielo azul y despejado, así que podemos decir que cerramos nuestro Camino con llave de oro.

Algo que me ha llamado especialmente la atención en este tramo fue la cantidad de hórreos y paneras que hay en los 20 kilómetros que recurrimos, hay de todos los colores y par todo los gustos. En este momento me veo obligada a aclarar las diferencias entre uno y otro dado que mis amig@s de Sudamérica seguro que me lo preguntarán.

Empecemos con una descripción general, estas construcciones tienen como función guardar y conservar alimentos alejados de la humedad y de los animales para mantenerlos en un óptimo estado de conservación. Su estructura sobre los pilotes los mantienen elevados para evitar entrada de humedad y animales desde el suelo, especialmente ratones y otros roedores, y permiten la ventilación a través de ranuras en las paredes.

Las diferencias entre el hórreo y las paneras se hacen ver por el tejado, los hórreos tienen tejado a cuatro aguas que se unen en el punto superior mientras las paneras tienen tejado con caballete. Además, los hórreos siempre tienen cuatro patas mientras las paneras están asentadas por seis o más pegoyos.

Y todavía hay otra estructura similar, más presente en el oeste de Asturias y en Galicia, que se llama cabazo, en Asturias y cabeceiro en Galicia (dos últimas fotos de arriba). Cumple con las mismas funciones y se caracteriza por tener la planta rectangular de pequeño tamaño y más estrecha, tejado a dos aguas hecho de losa de pizarra, mezcla de materiales o madera, y constituidos sobre dos sólidos muros de piedra localizados en los extremos de la construcción o bien sobre una plataforma continua. Aclarada la cuestión sigo con el relato.

Como bien vengo haciendo en los artículos anteriores, 2ª Etapa, 3ª Etapa y 4ª Etapa, utilizaré como fuente de los datos técnicos de este tramo el documento por la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago.

Empezamos nuestra jornada saliendo de Mieres del Camino, sobre las 10:30hs, cruzando la población por el centro de la villa, antes de tomar la antigua carretera a Oviedo.

A la salida del casco urbano, en La Peña, donde se encuentra el albergue de peregrinos, iniciamos la subida dirección a El Padrún, por donde cruzamos el cordal que separa las cuencas del Caudal y del Nalón.

El Padrún es un puerto con poco tráfico y con un desnivel módico y en el alto hay un bar. Tras la subida nos topamos con La Rebollada, bajo el pico Gua, donde estuvo instalada una malatería, lugar donde se recogía a los malatos o enfermos de lepra y donde se custodia una talla de San Lázaro.

También encontramos la demolida iglesia de Santa María Magdalena, que aún conserva medio centenar de canecillos originales y un arco del ábside.

Pasamos por un rosario de pequeñas aldeas, como Repitaneo, El Rollo, Copián, donde el gran impulsor de las peregrinaciones al Salvador, que fue el rey Alfonso VI, en el año 1103, mandó construir un importante hospital para ayuda de los peregrinos que por aquellos ásperos parajes transitaban.

Igualmente, en este mismo lugar, se nombra una iglesia dedicada a Santa María en el año 1220; Santa Lucía y Aguilar, este tramo en ascenso nos permite observar en detalle la cuenca minera del Caudal, con su Central Térmica de La Pereda hasta alcanzar El Padrún, pequeño puerto de 385 metros, punto divisorio entre los concejos de Mieres y Oviedo.

Tras coronar El Padrún tomamos el desvío de la derecha que nos dirigió a Casares. Durante la bajada, sobre el monte que teníamos al frente, pudimos ver las ruinas del castillo de Tudela, donde el conde Gonzalo Pelaez, protagonizara las rebeliones contra Alfonso VII.

A la altura de la fuente de Casares giramos a la izquierda y abandonamos la pista, por la derecha 100 metros después de la fuente.

Más adelante cogimos una senda y continuamos el descenso junto a la AS-242 hasta cruzar las vías del ferrocarril, poco antes de la estación y atravesar la autopista A-66 por un paso a nivel y cogemos nuevamente la A-242 antes de entrar en Olloniego, donde está la Iglesia de San Pelayo construida en el siglo XIV y reformada en los siglos XVI y XVII.

Salimos de la población pasando junto al viejo torreón de la Casa de Quirós (siglo XIV) y los tres arcos, de los cinco originales del puente medieval (siglo XIV) destruido en el siglo XVII y abandonado por el río cuando tuvo el capricho de cambiar el cauce en el siglo XVIII dejando en seco esta construcción.

Seguimos por el arcén de la AS-242 junto al que cruzaremos un poco más adelante el río Nalón por el puente de la Carretera de Castilla. En la margen izquierda de la carretera apreciamos el pequeño edificio donde se situaba uno de los portazgos que jalonaban la ruta de Castilla.

Abandonamos la carretera por la izquierda, justo tras la oficina de Portazgo, y unos pasos más adelante se sitúa un leguario, mojón que señalaba 1 ½ leguas (7,242 kilómetros) como la distancia que faltaba para llegar a Oviedo.

En este punto nos adentrándonos a una «senda verde» que asciende la montaña en fuerte subida y que nos dejó sobre una pista vecinal que seguimos de frente.

Continuamos ascendiendo, más suavemente ahora, y poco después cogemos un camino que avanza paralelo a la pista, donde aflora el trazado de una antigua calzada en algún tramo empedrado, hasta que alcanzamos la entrada del caserío de Picullnza (Pico de la Lanza), del concejo de Ribera de Arriba.

Desde este punto comenzamos a vislumbrar Oviedo y algunas de sus edificaciones como el Palacio de Exposiciones y Congresos (de Santiago Calatrava).

Tras rebasar el pueblo abandonamos la carretera y tomamos una pista que sale a nuestra derecha y que recorre la cuerda de la montaña, comenzando el descenso, por la Venta del Aire, San Miguel, desde donde se puede ver la Sierra del Aramo, donde se encuentra el mítico Monsacro (Monte Sagrado), en el que según la tradición se custodió el Arca Santa cuando, huyendo de la invasión musulmana, llegó a Asturias desde Toledo, antes de que Alfonso II la trasladase a su capilla de San Miguel o Cámara Santa.

Igualmente, dirigiendo nuestra vista hacia el norte, frente al sentido de la marcha, pudimos ver la sierra del Naranco en cuya ladera se encuentran las dos joyas ramirenses: Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, y recostada sus pies protegiéndose de los vientos norteños la ciudad de Oviedo.

Por un agradable y verde sendero arbolado junto a los arroyos de La Ceprosa y Morente; llegamos el Pontón de la Venta y al Caxigal, desde donde iniciamos un nuevo ascenso por Los Prietos, Los Barreros y El Caserón, entidades de población de la parroquia ovetense de La Manjoya, derivada de Monxoi (de aquí también el Monte do Gozo) que en palabras del historiador Juan Uría “expresa el júbilo que los peregrinos experimentaban al encontrarse próximos al final de su viaje”. Tras las ruinas de la ermita de Santiago, en Caserón, ya podemos vislumbrar la catedral de San Salvador.

Seguimos camino cruzando bajo la A-66 y bajamos al barrio de San Lázaro. Unos 350 metros después del paso bajo la autovía giramos en diagonal, a la izquierda, por la calle Malatería, junto al parque de invierno hasta la calle Gil Blas.

Continuamos por ella a la derecha unos 50 metros hasta alcanzar la calle Aurelio del Llano, donde giramos a la izquierda para confluir en la calle Muñoz Degrain (Ronda Sur-N-630) que cruzamos de frente junto al monumento
al peregrino.

Siguiendo de frente por la calle Leopoldo Alás y como en la antigüedad accedemos al casco histórico de la ciudad por la calle Magdalena. Bajo el arco del Ayuntamiento continuamos por las calles Cimadevilla y La Rúa para desembocar en la plaza de Alfonso II el Casto, a los pies de la Catedral de San Salvador a las 14:30hs.

Visitamos la Catedral, que tiene unos horarios específicos de entrada, y estuvimos unas cuantas horas pateando Oviedo, sus calles, el casco antiguo y disfrutando del siempre buenísimo ambiente de la ciudad. Los detalles del tour dejo para otro post. Luego fuimos en búsqueda del dichoso sello y tengo que confesar que fue todo un rollo. En la Catedral no había nadie que pudiera sellarnos porque era domingo.

Acto seguido, me dirigí al Albergue de El Salvador de Oviedo y descubrí que había cambiado de sitio. Gracias a la amabilidad de los paisanos de Oviedo he logrado encontrar el Albergue, que ahora está ubicado Calle Leopoldo Alas, 20, pero estaba cerrado. Luego me enteré que también hay nuevo de invierno de recepción de peregrinos, todos los días de la semana de 17:00 a 21:00hs (mapa de cómo llegar al albergue).

Pese la desilusión de no haber encontrado el sello no desistí, una peregrina no se resigna, y volví al centro para seguir con la búsqueda. Allí me encontré con mis compañeros, que también buscaban el sello, y encontramos un kiosco de la oficina de turismo (delante de la Plaza San Francisco) que no selló la cartilla pero que no tenía el sello final para los que quieran solicitar la “Salvadorana”. Nos dijeron que sólo entre semana y directamente en la Catedral. Así que ya será en otra ocasión. Por cierto, también me han informado que se puede solicitar la “Salvadorana” (2,50€) tanto en la Catedral como en el Albergue.

Bueno, llegamos a nuestro destino y al final de esta aventura, pero esto no termina aquí. Pronto empezaremos el “Camino Primitivo” y seguiré compartiendo relatos de nuestras andanzas.

Trazado Ruta (Por Francisco Javier Valbuena García)